sábado, 7 de marzo de 2009

domingo, 1 de marzo de 2009

Quran

En nombre de Alah El Clemente, El Misericordioso

[4.59] ¡Creyentes! Obedeced a Alá, obedeced al Enviado y a aquéllos de vosotros que tengan autoridad. Y, si discutís por í algo, referidlo a Alá y al Enviado, si es que créis en Alá y en el último Día. Es lo mejor y la solución más apropiada.

يا أيها الذين آمنوا أطيعوا الله وأطيعوا الرسول وأولي الأمر منكم فإن تنازعتم في شيء فردوه إلى الله والرسول إن كنتم تؤمنون بالله واليوم الآخر ذلك خير وأحسن تأويلا

[4.65] Pero ¡no, por tu Señor! No creerán hasta que te hayan hecho juez de su disputa; entonces, ya no encontrarán en sí mismos dificultad en aceptar tu decisión y se adherirán plenamente.

فلا وربك لا يؤمنون حتى يحكموك فيما شجر بينهم ثم لا يجدوا في أنفسهم حرجا مما قضيت ويسلموا تسليما

[4.69] Quienes obedecen a Alá y al Enviado, están con los profetas, los veraces, los testigos y los justos a los que Alá haagraciado. ¡Qué buena compañía!

ومن يطع الله والرسول فأولئك مع الذين أنعم الله عليهم من النبيين والصديقين والشهداء والصالحين وحسن أولئك رفيقا

[7.158] Di: «¡Hombres Yo soy el Enviado de Alá a todos vosotros, de Aquél a Quien pertenece el dominio de los cielos y de la tierra. No hay más dios que Él. Él da la vida y da la muerte. ¡Creed, pues, en Alá y en su Enviado, el Profeta de los gentiles, que cree en Alá y en Sus palabras! ¡Y seguidle! Quizás, así, seáis bien dirigidos».

قل يا أيها الناس إني رسول الله إليكم جميعا الذي له ملك السماوات والأرض لا إله إلا هو يحيي ويميت فآمنوا بالله ورسوله النبي الأمي الذي يؤمن بالله وكلماته واتبعوه لعلكم تهتدون

[8.1] Te preguntan por el botín. Di: «El botín pertenece a Alá y al Enviado». ¡Temed, pues, a Alá! ¡Manteneos en paz! ¡Obedeced a Alá y a Su Enviado si sois creyentes!

يسألونك عن الأنفال قل الأنفال لله والرسول فاتقوا الله وأصلحوا ذات بينكم وأطيعوا الله ورسوله إن كنتم مؤمنين

[8.20] «¡Creyentes! ¡Obedeced a Alá y a Su Enviado! ¡No le volváis la espalda mientras oís...!»

يا أيها الذين آمنوا أطيعوا الله ورسوله ولا تولوا عنه وأنتم تسمعون

[8.24] ¡Creyentes! ¡Escuchad a Alá y al Enviado cuando éste os llama a algo que os da la vida! ¡Sabed que Alá se interpone entre el hombre y su corazón y que seréis congregados hacia Él!

يا أيها الذين آمنوا استجيبوا لله وللرسول إذا دعاكم لما يحييكم واعلموا أن الله يحول بين المرء وقلبه وأنه إليه تحشرون

[8.46] ¡Y obedeced a Alá y a Su Enviado! ¡No discutáis! Si no, os desanimaréis y se enfriará vuestro ardor. ¡Tened paciencia, que Alá está con los pacientes!

وأطيعوا الله ورسوله ولا تنازعوا فتفشلوا وتذهب ريحكم واصبروا إن الله مع الصابرين

[9.71] Pero los creyentes y las creyentes son amigos unos de otros. Ordenan lo que está bien y prohíben lo que está mal. Hacen la azalá, dan el azaque y obedecen a Alá y a Su Enviado. De ésos se apiadará Alá. Alá es poderoso, sabio.

والمؤمنون والمؤمنات بعضهم أولياء بعض يأمرون بالمعروف وينهون عن المنكر ويقيمون الصلاة ويؤتون الزكاة ويطيعون الله ورسوله أولئك سيرحمهم الله إن الله عزيز حكيم

[24.56] ¡Haced la azalá, dad el azaque y obedeced al Enviado! Quizás, así, se os tenga piedad.

وأقيموا الصلاة وآتوا الزكاة وأطيعوا الرسول لعلكم ترحمون

[33.21] En el Enviado de Alá tenéis, ciertamente, un bello modelo para quien cuenta con Alá y con el último Día y que recuerda mucho a Alá.

لقد كان لكم في رسول الله أسوة حسنة لمن كان يرجو الله واليوم الآخر وذكر الله كثيرا

[33.36] Cuando Alá y Su Enviado han decidido un asunto, ni el creyente ni la creyente tienen ya opción en ese asunto. Quien desobedece a Alá y a su Enviado está evidentemente extraviado.

وما كان لمؤمن ولا مؤمنة إذا قضى الله ورسوله أمرا أن يكون لهم الخيرة من أمرهم ومن يعص الله ورسوله فقد ضل ضلالا مبينا

[47.33] ¡Creyentes! ¡Obedeced a Alá y obedeced al Enviado! ¡No hagáis vanas vuestras obras!

يا أيها الذين آمنوا أطيعوا الله وأطيعوا الرسول ولا تبطلوا أعمالكم

[59.7] Lo que Alá ha concedido a Su Enviado, de la población de las ciudades, pertenece a Alá, al Enviado. a sus parientes, a los huérfanos, a los pobres y al viajero. Para que no vaya de nuevo a parar a los que de vosotros ya son ricos. Pero, si el Enviado os da algo, aceptadlo. Y, si os prohíbe algo, absteneos. Y ¡temed a Alá! Alá castiga severamente.

ما أفاء الله على رسوله من أهل القرى فلله وللرسول ولذي القربى واليتامى والمساكين وابن السبيل كي لا يكون دولة بين الأغنياء منكم وما آتاكم الرسول فخذوه وما نهاكم عنه فانتهوا واتقوا الله إن الله شديد العقاب

[64.12] ¡Y obedeced a Alá, obedeced al Enviado! Si volvéis la espalda,... A Nuestro Enviado le incumbe sólo la transmisión clara.

وأطيعوا الله وأطيعوا الرسول فإن توليتم فإنما على رسولنا البلاغ المبين

[58.13] ¿Os arredra hacer preceder vuestra conversación a solas de limosnas? Si no lo hacéis y Alá se aplaca con vosotros, ¡haced la azalá, dad el azaque y obedeced a Alá y a su Enviado! Alá está bien informado de lo que hacéis.

أأشفقتم أن تقدموا بين يدي نجواكم صدقات فإذ لم تفعلوا وتاب الله عليكم فأقيموا الصلاة وآتوا الزكاة وأطيعوا الله ورسوله والله خبير بما تعملون

[4.83] Cuando se enteran de algo referente a la seguridad o al temor, lo difunden. Si lo hubieran referido al Enviado y a quienes de ellos tienen autoridad, los que deseaban averiguar la verdad habrían sabido si dar crédito o no. Si no llega a ser por el favor que de Alá habéis recibido y por Su misericordia, habríais seguido casi todos al Demonio.

وإذا جاءهم أمر من الأمن أو الخوف أذاعوا به ولو ردوه إلى الرسول وإلى أولي الأمر منهم لعلمه الذين يستنبطونه منهم ولولا فضل الله عليكم ورحمته لاتبعتم الشيطان إلا قليلا

Las fuentes del Islam: el Corán y la Sunnah


En nombre de Alah, El Clemente, El Miericordiso
El Islam aparece en la península árabe en la primera parte del siglo VII d.c., por la prédica del Profeta Muhammad (que la paz de Alah sea con él) , quien a lo largo de los 23 años que dura su misión deja instaurada una nueva religión que, no obstante, no se presenta como una novedad sino como la culminación natural de la profecía representada por los mensajeros divinos anteriores: Abraham, Moisés, los Profetas de Israel y Jesús ( que Alah esté coplacido de ellos),(para mencionar sólo el tronco abrahámico). Cuando el Profeta Muhammad (que la paz de Alah sea con é) abandona este mundo deja tras de sí dos tesoros de valor incalculable para los musulmanes: En primer lugar un libro divino, el Sagrado Corán, que le fuera revelado versículo a versículo a lo largo de su misión, siendo memorizado y puesto por escrito mientras esto ocurría por sus discípulos y compañeros; y en segundo lugar lo que se conoce como su Sunnah , la enseñanza que el Profeta dió por sí mismo en multitud de cuestiones. Su conducta personal, su forma de ser, sus dichos sabios, sus orientaciones espirituales y devociónales, su enseñanza y explicación (exégesis) de la revelación coránica...

Los musulmanes distinguen claramente entre dos fuentes de la doctrina y la Ley Islámica o Shariia (El Corán y la Sunnah), pero si bien son sin duda dos entidades separadas, están tan estrechamente ligadas que no se puede concebir la una sin la otra. Pues es a través de Muhammad (que la paz de Alah sea con él) que nos ha llegado el Corán, y él es la personificación más perfecta de la enseñanza revelada, por lo tanto es en su noble personalidad que encontramos la dimensión humana y cotidiana del mensaje divino.

La Sunnah del profeta Muhammad (que la paz de Alah sea con él) se encuentra compilada en miles de tradiciones (arabe-hadiz, plural-ahadiz), reunidas en numerosas obras, algunas de las cuales constan de varios volúmenes cuya extensión supera largamente a la del Sagrado Corán. Los hadices refieren dichos, conductas, indicaciones, aprobaciones, preferidas por el Profeta (que la paz de Alah sea con él) a lo largo de su vida como tal, y fueron recogidos por sus contemporáneos, sus Compañeros y discípulos, y transmitidos a las generaciones futuras.

En los 23 años de la misión profética los Compañeros del Mensajero de Allah (que la paz de Alah seacon él) lo frecuentaron asiduamente y lo vieron actuar en todos los ámbitos imaginables: Como hombre, con su familia e hijos, como gobernante de la comunidad islámica, como juez en los litigios, como comandante en las expediciones militares, como maestro espiritual designado para perfeccionar la conducta humana, en suma; como hombre ejemplar. No existe una literatura tan extensa y detallada sobre ninguno de los Profetas anteriores y fundadores de grandes religiones, lo cuál confirma su trascendencia como Sello de la Profecía, el modelo por excelencia del hombre más completo que haya existido.

Los sabios musulmanes están de acuerdo que la Sunnah recogida en las colecciones de hadices, constituye la segunda fuente del Islam en importancia, en lo que hace a definir la doctrina y la ley en todos sus aspectos. De ahí que su estudio sea esencial para comprender el Islam en forma completa.

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¿Quién es Muhamad ( que la paz, las bendiciones y la misericoridia de Alah sean con él) ?


Bismi Alah Arahmani Arahim



La Enciclopedia Británica confirma...
«... Incontables datos, procedentes de las primeras fuentes, demuestran que era un hombre honesto, honrado y que se había ganado el respeto y la lealtad de otros hombres igualmente honestos y honrados» (vol. 12).


BERNARD SHAW, refiriéndose a él, declara: «Se tendría que haber llamado El Salvador de la Humanidad. Creo que si un hombre como él asumiese la dirección del mundo moderno, resolvería con éxito sus problemas, trayendo las tan necesarias paz y tranquilidad.» (The Genuine Islam, Singapur, vol. 1, número 8, 1936).

«Fue, con mucho, el hombre más extraordinario que pisó este mundo. Predicó una religión, fundó un estado, erigió una nación, instauró un código moral, inició numerosas reformas políticas y sociales, estableció una sociedad fuerte y dinámica que practicó y dio a conocer sus enseñanzas y revolucionó completamente el mundo del pensamiento y el comportamiento humanos para todos los años venideros».

«SU NOMBRE ES MUHAMMAD» La Paz de Dios sea con El

Nacido en Arabia en el año 570 d. C., a la edad de cuarenta años comenzó su misión, predicando la religión de la Verdad, el Islam (culto a un Dios Único), y abandonó este mundo cuando contaba sesenta y tres años.

Durante este corto periodo de tiempo de veintitrés años como profeta transformó la Península Arábiga en su totalidad: del paganismo y la idolatría al culto a un Único Dios, de las disputas y guerras tribales a la solidaridad y la cohesión nacionales, de la embriaguez y el libertinaje a la sobriedad y la piedad, del desorden y la anarquía a la vida disciplinada, de la más absoluta quiebra moral a las normas sublimes de moralidad. Jamás la historia de la humanidad, ni antes ni después, ha conocido una transformación tan completa de un pueblo o lugar. Y todos estos increíbles prodigios se produjeron en tan SOLO DOS DÉCADAS.

Lamartine, historiador de fama mundial, declara refiriéndose a las maravillas fundamentales de la Grandeza Humana:
«Si la grandeza de intenciones, la escasez de medios y los resultados asombrosos son los tres criterios del genio humano, ¿quién podría osar comparar a un gran hombre de la historia moderna con Muhammad? Los hombres más famosos sólo crearon armas, leyes e imperios. Instauraron, si lo hicieron alguna vez, potencias materiales que a menudo se derrumbaban ante sus propios ojos. Este hombre movilizó no sólo ejércitos, legislaciones, imperios, pueblos y dinastías, sino millones de hombres procedentes de un tercio del mundo habitado.... Su indulgencia en la victoria, su ambición, dedicada enteramente a un ideal y no a erigir un imperio; sus infinitas oraciones, sus conversaciones místicas con Dios, su muerte y su triunfo sobre la muerte; todo ello da fe no de una falacia, sino de la firme convicción que le proporcionó la fuerza para restaurar un dogma. Un dogma que era doble: la unicidad de Dios y Su inmaterialidad; el primero habla de lo que Dios es, el segundo de lo que no es. El primero derroca los falsos dioses, el segundo formula una idea con las palabras.
Filósofo, orador, apóstol, legislador, guerrero, conquistador de ideas, restaurador de dogmas racionales, del culto sin ¡conos, fundador de veinte imperios terrenales y un imperio espiritual: ese es Muhammad, que la paz de Alah ese con él.

Independientemente de las normas que se apliquen para evaluar la Grandeza Humana, podemos preguntar: ¿Existe algún hombre más grande que él? (Lamartine, Historie de la Turquie, París, 1854, vol. 11, págs. 276-277).

El mundo ha contado con grandes personalidades, pero han sido personajes parciales que destacaban en uno o dos campos, tales como el pensamiento religioso o el liderazgo militar. Las vidas y enseñanzas de estas grandes personalidades se desvanecen en la neblina del tiempo. Existen tantas especulaciones sobre las fechas y lugares de sus nacimientos, sus modos y estilos de vida, la naturaleza y contenido de sus enseñanzas y el grado y alcance de sus éxitos o fracasos, que resulta imposible, para la humanidad, reconstruir con exactitud sus vidas y enseñanzas.
No ocurre lo mismo con este hombre. Son tantos los logros que Muhammad (la paz de Alah sea con él) obtuvo en los campos del pensamiento y del comportamiento humanos, que su resplandor permanece sin mácula en la historia de la humanidad. Cada dato de su vida privada y de sus alocuciones públicas ha sido documentado con toda exactitud y conservado fielmente hasta nuestros días. La autenticidad de los archivos conservados ha sido confirmada no sólo por los seguidores de Muhammad, que la paz de Alah este con él, sino por sus mismos detractores.

Muhammad (la paz de Alah sea con él) fue maestro de la religión, reformador social, guía moral, coloso administrativo, amigo fiel, marido devoto, padre amoroso: todo en uno. Ningún otro hombre en la historia le supera o iguala en estos diferentes aspectos de la vida; pero únicamente a la personalidad desinteresada de Muhammad (la paz de Alah sea con él) correspondía alcanzar tan increíbles perfecciones.

Mahatma Gandhi, refiriéndose a la persona de Muhammad (La Paz de Alah sea con él) declara en Young India:
«Deseaba conocer lo mejor de aquel que conserva hoy una influencia indiscutible sobre los corazones de millones de hombres...
Cuando cerré el segundo volumen (de la biografía del profeta), lamenté no poder seguir leyendo sobre su excepcional vida».

Thomas Carlyle en su Héroes and Heroworship, se muestra sencillamente asombrado de «cómo un solo hombre, sin ayuda alguna, pudo convertir en menos de dos décadas tribus enemigas y beduinos nómadas en la nación más poderosa y civilizada».

Diwan Chand Sharma escribió: «Muhammad era la personificación de la bondad, y todos los que le rodeaban sentían su influencia y no la olvidaban» (D. C. Sharma, The Prophets of the East, Calcuta, 1935, pág. 12).

Edward Gibbon y Simon Ockely, refiriéndose a la expresión de fe en el Islam, escribieron: «Creo en un Dios Unico y en Muhammad, Enviado de Dios»; es la sencilla e invariable profesión de la fe islámica.

«La imagen intelectual de Dios jamás ha sido degradada por ídolo visible alguno; el honor del profeta nunca transgredió la medida de las virtudes humanas; y sus preceptos de vida han confinado la gratitud de sus discípulos a los límites de la razón y la religión» (History of the Saracen Empires, Londres, 1987, pág. 54).

Muhammad (la paz de Alah sea con él) no era ni más ni menos que un ser humano. Pero fue un hombre con una noble misión, que consistía en aunar a la humanidad en el culto a Dios Uno Y Único, y enseñarla a vivir honesta y honradamente cumpliendo los preceptos de Dios. Muhammad siempre se describió a si mismo como «Un Siervo y Enviado de Dios», y eso, ciertamente, era lo que proclamaba cada uno de sus actos.

Refiriéndose al aspecto de la igualdad ante Dios en el Islam, la famosa poetisa de la India, Sarojini Naidu, declara: «Fue la primera religión que predicó y practicó la democracia; la democracia del Islam se materializa cinco veces al día, cuando al escuchar la llamada a la oración en la mezquita, los oradores se reúnen, donde reyes y campesinos se arrodillan juntos y proclaman: "Sólo Dios es el Supremo".»

«Una y otra vez me ha sorprendido esta unidad indivisible del Islam que instintivamente hace de cada hombre un hermano» (S. Naidu: «Ideals of Islam», véase Speaches & Writings, Madras, 1981, pág. 169).

Según palabras del catedrático Hurgronje, «la Liga de Naciones, fundada por el profeta del Islam, estableció el principio de la unidad internacional y la fraternidad humana sobre conceptos tan universales que mostraban el camino a otras naciones». Y continúa: «La realidad es que ninguna nación del mundo muestra paralelismo con lo que el Islam ha hecho por la consecución de la idea de la Liga de Naciones.»

El mundo no ha dudado en erigir en divinidades a personas cuyas vidas y misiones se han perdido en la leyenda. Históricamente hablando, ninguna de estas personas logró una mínima parte de lo que Muhammad (la paz de Alah sea con él) alcanzó. Y todo su esfuerzo tuvo como único objeto aunar a la humanidad en el culto a un Único Dios fundamentándose en códigos morales.

Michael H. Hart, que publicó un libro en el que clasifica a los hombres que contribuyeron al bienestar y perfeccionamiento de la humanidad, escribió: «Mi elección a la hora de elaborar la relación de las personas más influyentes del mundo puede sorprender a algunos lectores, y puede ser cuestionada por otros, pero él fue el único hombre de la historia que alcanzó el éxito absoluto tanto a nivel religioso como secular.» (M. H. Hart, The 100:A rankingon the rnost influentíalpersons in the History, Nueva York, 1978, pág. 33.
Hoy, tras catorce siglos, la vida y enseñanzas de Muhammad (la paz de Alah sea con él) han sobrevivido sin la más mínima merma, modificación o interpolación. Ofrecen la misma esperanza imperecedera para el tratamiento de muchas enfermedades actuales de la humanidad que ofrecían en vida del profeta. Y esto no es algo que declaren los discípulos de Muhammad (la paz de Alah sea con él), sino la inevitable conclusión impuesta por la historia crítica e imparcial.