miércoles, 10 de junio de 2009

¿Cómo trataba el Mensajero de Al·lâh a sus mujeres?

En nombre de Alah el Clemente el Misericordioso


Todos nos preguntamos cómo trataba el Mensajero de Al·lâh a sus mujeres y cómo era de equitativo con ellas.


El Mensajero de Al·lâh, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, las hizo felices a todas ellas porque sabía cómo tratar a la mujer, penetrar en su alma sensible y tratarla con una cálida pasión ayudándola a trabajar para su religión y su vida.


¿Qué podemos decir de las esposas del Mensajero, nuestras creyentes madres? Si ojeamos los libros de biografía profética que tratan de las mujeres del Mensajero de Al·lâh, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, encontraremos que la mayoría de estos libros tienen una descripción común para todas ellas: "las que ayunan mucho, rezan mucho de madrugada…". Por tanto, se caracterizaron por su acercamiento a Al·lâh y las plegarias que a Él le dirigían de noche, por eso merecieron este gran honor… merecieron ser las Madres de los Creyentes, las mujeres del Querido Mensajero de Al·lâh en la vida mundana y la última vida. Ellas pusieron en orden su relación con Al·lâh y, de este modo, Al·lâh organizó los asuntos de todas ellas tanto en la vida mundana como en la otra vida.

¡Hermanos! ¿qué decir, pues, de nosotros?


Sé que muchos de los que están leyendo mi mensaje están casados, y si no lo están, puede observas al segundo las minuciosidades de la vida conyugal a través de sus padres, sus amigos, etc… ¿Por qué escasea hoy día la felicidad conyugal? ¿Acaso es un defecto de nuestro tiempo? No… es un defecto nuestro, hombres y mujeres, es la felicidad que destruimos con esta civilización materialista olvidando nuestra religión y nuestra civilización islámica y alejándonos de las enseñanzas de nuestro querido Mensajero alejándonos de nuestra religión, cometiendo los pecados en público y en secreto, nos escondemos de la gente cuando cometemos las infracciones, pero ni nuestros ojos ni nuestros corazones han tenido en cuenta ni siquiera por un momento la vigilancia del Creador.


Entonces, ¿Qué debemos hacer ahora si queremos restaurar el amor en nuestra vida conyugal?


Existe un solo camino: el camino de Al·lâh y su Mensajero. Cada marido sentirá el amor de su esposa y percibirá el sentido de la felicidad conyugal que Al·lâh estableció, y de la que nosotros, por culpa de nuestra ignorancia, nos desviamos.


Que los Rezos de Al·lâh y Su Paz sean derramados copiosamente sobre nuestro Profeta Mohammad, sobre su familia y compañeros.

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